Lao Tse dijo: Los sabios se cierran más con la oscuridad y se abren con la luz.
Capaces de alcanzar el punto en el que no hay gozo, encuentran que no hay nada de lo que no puedan disfrutar.
Puesto que no hay nada de lo que no puedan disfrutar, alcanzan la cumbre del gozo.
Utilizan lo interno para hacer lo externo susceptible de disfrute y no utilizan las cosas externas para hacer lo interno gozoso; por ello, tienen un gozo espontáneo en sí mismos y así tienen su propia voluntad, que es estimada por el mundo.
La razón para que sea así es que esto es esencial para el mundo en los propios términos del mundo.
No es conforme a otro, sino conforme a uno mismo; no es conforme a alguien, sino al individuo.
Cuando el individuo lo alcanza, todo queda incluido.
Así, quienes comprenden la lógica de las funciones mentales consideran los deseos, las ansias, las preferencias y las aversiones como cosas externas.
Por ello, nada les deleita, nada les enfada, nada les gusta, ni nada les produce dolor.
Todo es misteriosamente lo mismo; nada es erróneo, nada es correcto.
Así pues, existe una lógica consecuente para los hombres y un comportamiento consecuente para las mujeres: no necesitan autoridad para ser nobles, no necesitan riquezas para ser prósperos, no necesitan fuerza para ser poderosos; no explotan los bienes materiales, no ansían reputación social, no consideran que una elevada condición social sea segura, ni que una humilde condición social sea peligrosa; su cuerpo, su espíritu, su energía y su voluntad permanecen en su propio lugar.
El cuerpo es la morada de la vida, la energía su fundamento, el espíritu su controlador: si se pierde su respectiva posición, los tres son perjudicados.
Por ello, cuando el espíritu es el que conduce, el cuerpo le sigue, produciéndose resultados beneficiosos; cuando el cuerpo es el que conduce, el espíritu le sigue, produciéndose resultados dañinos.
Las personas que viven para la glotonería y la lujuria son hundidas y cegadas por el poder y el beneficio, seducidas y encantadas por la fama y la posición social, casi más allá de toda concepción humana.
Cuando tu rango es elevado en el mundo, tu vitalidad y tu espíritu se agotan diariamente, posteriormente se disipan y no regresan al cuerpo.
Si internamente te cierras y los conservas afuera, no tienen ninguna manera de entrar.
Por esta razón, existen a veces problemas con la actitud de distracción y de olvido del trabajo.
Cuando la vitalidad, el espíritu, la voluntad y la energía están en paz, te llenan día a día y te fortalecen.
Cuando son hiperactivas, disminuyen día a día, haciéndote envejecer.
Por consiguiente, los sabios continúan nutriendo su espíritu, hacen que su energía sea suave, hacen sus cuerpos normales, y fluctúan con el Camino.
De esta manera, acompañan a la evolución de todas las cosas y responden a los cambios de todos los acontecimientos.