Lao Tse dijo: Los emperadores comprenden la absoluta unidad, los reyes emulan el yin y el yang, los hegemónicos imitan las cuatro estaciones, los señores emplean las seis reglas.
Comprender la unidad absoluta significa entender las condiciones del cielo y de la tierra y penetrar en las normas de las virtudes del Camino.
La inteligencia brilla con más resplandor que el sol y la luna, el espíritu vital comulga con todos los seres y todas las cosas, la acción y el reposo están en armonía con el yin y el yang, la alegría y la cólera están en armonía con las cuatro estaciones, la ocultación y la revelación están de acuerdo con el Camino, universal e imparcial.
Todas las criaturas viven basándose en esa virtud; la virtud fluye más allá del reino, su buen nombre es transmitido a las generaciones futuras.
Emular el yin y el yang significa atenerse a la armonía del cielo y de la tierra, con virtudes en común con el cielo y la tierra, la luz brillando con el sol y la luna, el espíritu vital tan efectivo como los seres sobrenaturales, portando lo redondo y hollando lo cuadrado, interna y externamente simple y honrado, capaz de gobernarse a sí mismo y de ganar los corazones de los demás, de manera que todo el país siga las órdenes cuando son emitidas.
Imitar las cuatro estaciones significa crecer en primavera, desarrollarse en verano, cosechar en otoño y almacenar en invierno, dando y tomando con moderación, dispensando y recolectando con medida.
La alegría y la cólera, la firmeza y la flexibilidad, están dentro de la razón: flexible sin ser débil, firme sin golpear, de fácil trato pero no indulgente, severa pero no malvada, nutriendo a todos los seres con serena armonía, esa virtud acepta a los ignorantes y admite a los incultos, sin favoritismo personal.
Emplear las seis reglas significa dar vida y matar, recompensar y castigar, dar y tomar; sin estas cosas, no hay Camino.
Significa acabar con el desorden, impedir la violencia, promover lo que es sabio y bueno, liberarse de lo que no vale, corregir al que yerra, nivelar lo desigual, enderezar lo torcido, entender qué llevar a cabo y qué rechazar, darse cuenta de qué abrir y de qué cerrar, empleando las mentes de las personas de acuerdo con el tiempo y la situación.
Si los emperadores no abarcan el yin y el yang, son invadidos.
Si los reyes no emulan a las cuatro estaciones, son destronados.
Si los hegemónicos no emplean las seis reglas, caen en desgracia.
Si los señores pierden de vista las líneas directrices, son rechazados.
Por ello, si los pequeños actúan de manera grandiosa, llegan a un callejón sin salida; si los grandes actúan de manera mezquina, son estrechos y poco serviciales.