Wen Tzu

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Lao Tse dijo: Las cosas no se gobiernan a sí mismas, sino que son gobernadas por la armonía.

La armonía no se gobierna por sí misma, sino que es gobernada por el pueblo.

El pueblo no gobierna por sí mismo, sino que es gobernado por los gobernantes.

Los gobernantes no se gobiernan a sí mismos, sino que son gobernados por los deseos.

Los deseos no se gobiernan por sí mismos, sino que son gobernados por la naturaleza.

La naturaleza no se gobierna por sí misma, sino que es gobernada por la virtud.

La virtud no se gobierna por sí misma, sino que es gobernada por el Camino.

Cuando llegas a la raíz de la naturaleza humana por medio del Camino, no hay perversidad ni contaminación; pero cuando estás estancado en las cosas durante mucho tiempo, olvidas esa raíz y te ajustas a una naturaleza aparente.

El alimento, el vestido, el ritual y los usos consuetudinarios no son naturaleza humana, son tomados de afuera.

Por ello, la naturaleza humana quiere ecuanimidad, pero los deseos habituales la perjudican.

Sólo aquellos que están impregnados del Camino pueden desapegarse de las cosas y volver al ser.

Cuando tienes medios de reflexionar sobre ti mismo, no pierdes de vista las tradiciones y los sentimientos de los demás.

Si no tienes medios de reflexionar sobre ti mismo, entonces entra en juego la confusión cuando actúas.

Mientras te complazcas en tus deseos hasta el punto de perder de vista tu naturaleza esencial, la acción nunca es correcta.

Si intentas mantener tu salud de esta manera, perderás tu cuerpo; si intentas gobernar una nación de esta manera, perturbará al pueblo.

Así, quienes no han oído hablar acerca del Camino no tienen manera de volver a su naturaleza esencial.

En los antiguos tiempos, los sabios alcanzaron esto en sí mismos; así, sus instrucciones eran llevadas a cabo y sus prohibiciones constituían medidas disuasorias efectivas.

Siempre que iniciaban proyectos, primero calmaban sus mentes o purificaban sus espíritus.

Cuando el espíritu es puro y la mente está en calma, las personas pueden ser justas.

Cuando tu escuchar está perdido en el rechazo y en el halago, y tus ojos se complacen en las formas coloridas, aunque quieras que tus asuntos marchen bien, será entonces imposible.

Ésta es la razón por la que se valora el vacío.

Cuando se agita el agua, surgen olas; cuando se perturba la energía, se enturbia la sabiduría.

La sabiduría enturbiada no puede utilizarse para determinar lo que es correcto, el agua ondulada no puede utilizarse como nivel.

Por consiguiente, los reyes sabios se atienen a la unidad, aportando con ello orden a los sentimientos y naturaleza del pueblo.

La unidad es el valor supremo, sin nada que se le pueda comparar en el mundo.

Por confiar en lo incomparable, los reyes sabios se llegan a dirigir el mundo.