Lao Tse dijo: Quienes tienen la pericia de gobernar naciones no cambian sus costumbres o normas.
La actitud irritada es perversidad, las armas son instrumentos de mal agüero, la lucha es desorden social.
Las conjuras secretas, la perversidad y la afición a emplear instrumentos de mal agüero son disfunciones del gobierno, el epítome de la perversidad.
Si no es por gente calamitosa, es imposible crear calamidad.
Es mejor mellar los filos, resolver las complicaciones, armonizar la atención y asimilarse al mundo.
La naturaleza y los sentimientos humanos son de tal manera que todo el mundo desea considerarse a sí mismo sabio y odia ser inferior a los demás.
Si deseas considerarte a ti mismo sabio, entonces surge la batalla; si odias ser inferior a los demás, entonces surgen el resentimiento y el conflicto.
Cuando surgen el resentimiento y el conflicto, se perturba la mente y la propia actitud se vuelve perversa.
Por consiguiente, los reyes sabios de antaño se apartaban de la lucha y del resentimiento.
Cuando no surgen la lucha y el resentimiento, la mente está en orden y la actitud es armoniosa.
Por tanto, se dice que si la sagacidad no es valorada, el pueblo no luchará.