Conoce lo masculino, mantente en lo femenino y sé el Arroyo del Mundo.
Ser el Arroyo del Mundo es caminar constantemente por el sendero de la Virtud sin desviarse del mismo, y retornar de nuevo a la infancia.
Conoce lo blanco, mantente en lo negro, y sé el Modelo del Mundo.
Ser el Modelo del Mundo es caminar constantemente por el sendero de la Virtud sin errar un solo paso, y retornar de nuevo a lo Infinito.
Conoce la gloria, mantente en la humildad, y sé la Fuente del Mundo.
Ser la Fuente del Mundo es vivir la vida fértil de la Virtud, y retornar de nuevo a la Simplicidad Primordial.
Cuando la Simplicidad Primordial se divide, se convierte en recipientes útiles, que, en manos del Sabio, se transforman en funcionarios.
Por ello, “un gran sastre da pocos cortes”.