Wen Tzu

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Lao Tse dijo: Cuando hay luz en el cielo, uno no se preocupa acerca de la oscuridad en la gente; cuando hay riqueza en la tierra, uno no se preocupa acerca de la pobreza entre la gente.

El Camino de la virtud perfecta es inamovible como una montaña; quienes viajan por él lo toman como su meta.

Es suficiente para uno mismo y basta a los demás.

No es concebido por ningún ser humano, y quienes lo usan no reciben una recompensa por ello; en consecuencia, están en paz y pueden perdurar.

El universo no da y, por ello, no quita: no recompensa y, por ello, no se ofende.

Quienes están acostumbrados a la cólera, inevitablemente tienen un montón de resentimiento; quienes son buenos en dar, inevitablemente son buenos en recibir.

Únicamente siguiendo la naturalidad del universo puede uno ser maestro de su designio.

Por ello, cuando aparece la alabanza, la censura sigue a continuación; cuando aparece el bien, el mal viene a continuación.

El provecho es el comienzo del daño, la fortuna es la predecesora del infortunio.

Si no buscas ventajas, no llegarás a ningún daño; si no buscas fortuna, no tendrás infortunio.

Para el cuerpo, la perfección es normalidad; las riquezas y la condición social son estados temporales.