Wen Tzu

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Lao Tse dijo: Lo que hace a un país fuerte es la disposición a morir.

Lo que hace a un pueblo disponible para la muerte es la justicia.

Lo que hace posible que la justicia se lleve a cabo es el poder.

Así, da al pueblo dirección por medio de cultura, hazle igual armándolo, y podrá decirse que está seguro de la victoria.

Cuando el poder y la justicia se ejercen juntos, puede decirse que existe fuerza certera.

Cuando los soldados avanzan en medio de la batalla, cruzándose las espadas y lloviendo los proyectiles, es porque las recompensas son seguras y los castigos claros.

Cuando los dirigentes consideran a sus subordinados como a sus propios hijos, los subordinados trabajan por sus dirigentes como por sus propios padres.

Cuando los dirigentes consideran a sus subordinados como a sus propios hermanos menores, los subordinados consideran a sus dirigentes como a sus propios hermanos mayores.

Cuando los dirigentes consideran a sus subordinados como a sus propios hijos, están seguros de reinar sobre los cuatro mares; cuando los subordinados trabajan por sus dirigentes como por sus propios padres, están seguros de gobernar el territorio.

Cuando los dirigentes consideran a sus subordinados como a sus propios hermanos menores, seguramente morirán por ellos en la dificultad; cuando los subordinados trabajan por sus dirigentes como por sus propios hermanos mayores, seguramente perecerán por ellos en la dificultad.

Por ello, no será conveniente enfrentarse en la batalla con un ejército de padres e hijos, de hermanos mayores y menores.

Así, un gobernante justo cultiva su gobierno internamente para fortalecer su virtud, y detiene el mal afuera para mostrar su poder.

Observa si su pueblo está cansado o descansado para saber si está hambriento o saciado.

Cuando hay un día fijado para la batalla, si el pueblo considera la muerte como ir a su propia casa, es a causa de la benevolencia que ya ha sido dispensada.