Wen Tzu

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Lao Tse dijo: La dirección de los gobernantes es considerada y planificada estratégicamente.

La acción en la causa de la justicia no se emprende por su propia supervivencia, sino por la supervivencia de aquellos que van a perecer.

Por tanto, cuando oyen que el gobierno de un país enemigo está tratando a su propio pueblo con crueldad violenta, levantan ejércitos y sublevan a las masas en sus fronteras para acusarle de injusticia y excesos.

Cuando los ejércitos alcanzan un distrito, los comandantes reciben estas órdenes: «Velad porque no se corten los árboles, no se saqueen las tumbas, no se destruyan las cosechas, no se quemen los graneros, no se hagan prisioneros y no se hurten los animales domésticos.

» Después se da la orden en estos términos: «El gobierno de ese país se ha rebelado contra el cielo y la tierra, insultando a espectros y espíritus; sus juicios legales son injustos y asesina a los inocentes.

Ha de ser castigado por la Naturaleza, como enemigo del pueblo.

» La llegada de los ejércitos es para derribar al injusto y emancipar al virtuoso.

Si existen algunos que se atreven a oponerse al Camino del Cielo, bandidos que perturban al pueblo, han de morir y sus clanes han de ser destruidos.

A quienes capitulan con sus familias se les debe dar derecho a sus casas; quienes capitulan con sus aldeas deben ser recompensados con sus aldeas.

Quienes capitulan con sus circunscripciones deben ser puestos al frente de sus circunscripciones; quienes capitulan con sus provincias deben ser nombrados señores de sus provincias.

Conquistar un país no es afectar a las masas, sino destronar al gobernante y cambiar el gobierno, honrar a los caballeros destacados, conferir distinciones a los sabios y a los virtuosos, ayudar a los huérfanos y a las viudas, aliviar a los pobres e indigentes, liberar a los prisioneros y recompensar a los que tienen mérito.

Entonces los campesinos abrirán las puertas y darán la bienvenida a los ejércitos invasores, preparándoles comida, temiendo sólo el que no vengan.

Las fuerzas de la justicia se detienen sin luchar cuando alcanzan las fronteras, mientras que las fuerzas de la injusticia llegan a la carnicería y al derramamiento de sangre.

Por ello, quienes luchan por conseguir territorio no pueden cumplir las tareas del liderazgo, y quienes buscan provecho para sí mismos no pueden alcanzar el éxito.

Aquellos cuyas empresas son para el beneficio de los demás son ayudados por las masas; aquellos que actúan para sí mismos son abandonados por las masas.

Aquellos para los que actúan las masas serán fuertes aunque ellos mismos sean débiles, mientras que aquellos a los que las masas abandonan perecerán, aunque ellos mismos sean poderosos.