Wen Tzu

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Lao Tse dijo: La integridad del Camino y de la virtud son como el sol y la luna; incluso en tierras extranjeras su dirección no puede ser cambiada.

Cuando las inclinaciones y las aversiones son las mismas, la censura y la alabanza son entonces cuestión de convención; cuando las intenciones y las acciones están a la par, la indigencia y el éxito son una cuestión entonces de tiempo.

Cuando un negocio satisface las necesidades de la sociedad, la acción tiene entonces éxito; cuando un proyecto se ajusta a los tiempos, se establece entonces una buena reputación.

Por tanto, quienes llegan a ser famosos y tienen éxito son prudentes en sus relaciones con la sociedad y cuidadosos en sus relaciones con los tiempos.

Cuando llega el tiempo justo, éste es tan preciso que no permite ningún respiro.

Quienes utilizaban las armas en antiguos tiempos no lo hacían porque querían territorio y riqueza, lo hacían por la supervivencia de aquellos que iban a perecer, para pacificar el desorden y liberarse de lo que era perjudicial para las masas.

Cuando las personas avariciosas saqueaban el país, la plebe estaba alborotada, y nadie podía estar seguro de lo que tenía; así, los sabios se levantaban para abatir a los agresores violentos, pacificar el desorden y apartar del país el problema.

Para aportar claridad donde había confusión y llevar estabilidad allí donde había peligro, no tenían otra elección que cortar de tajo la agresión.

Educa al pueblo a través del Camino y guíalo por medio de la virtud; si no escucha, gobiérnalo entonces con autoridad y poder.

Si aun así no obedece, contrólalo mediante las armas.

Quien mata a gente inocente es un gobernante injusto, el peor de los gusanos.

No hay mayor calamidad que recoger la riqueza del país para mantener los deseos de un individuo.

Dar rienda suelta a los deseos de un individuo, reforzando con ello los problemas a lo largo del país, es inaceptable para la ética natural.

La razón para el establecimiento del gobierno es detener la violencia y el desorden.

Ahora bien, si el gobernante conduce el poder de la plebe para convertirse él mismo en un bandido, esto es añadir alas a un tigre; ¿qué razón existe ahí para no liberarse de tal hombre? Quienes crían peces deben liberarse de las nutrias, y quienes crían animales deben liberarse de los lobos; ¿y en cuanto a los pastores del pueblo: no necesitan liberarse de los predadores? Ésta es la razón por la que se ponen en marcha las operaciones militares.