Lao Tse dijo: Nada en el mundo es más fácil que hacer lo que es bueno, nada es más arduo que hacer lo que no es bueno.
Hacer lo que es bueno significa estar en calma y sin artificios, siguiendo tu verdadera condición y rechazando el resto, no siendo seducido por nada, siguiendo tu naturaleza esencial, preservando la realidad y no cambiándote a ti mismo.
Por ello, es fácil hacer lo que es bueno.
Hacer lo que no es bueno significa asesinato y usurpación, fraude y engaño, agitación y codicia, rechazo de la naturaleza humana.
Por ello, se dice que es arduo hacer lo que no es bueno.
Lo que ahora produce grandes problemas surge de la falta de un grado normal de satisfacción.
Por consiguiente, es imperativo examinar los fundamentos del beneficio y del perjuicio, la línea fronteriza de la calamidad y de la fortuna.
Los sabios no quieren nada y no evitan nada.
Cuando quieres algo, eso puede hacer que lo pierdas; si intentas evitar algo, eso justamente puede atraértelo.
Cuando deseas algo en tu corazón, entonces olvidas lo que estás haciendo.
Por lo tanto, los sabios examinan cuidadosamente los cambios de acción y reposo, ajustando las medidas de recibir y dar convenientemente, gobernando racionalmente los sentimientos de preferencia y aversión, y armonizando los niveles de alegría y de cólera.
Cuando la acción y el reposo son adecuados, el problema no te puede invadir.
Cuando recibir y dar son convenientes, la culpa no constituye un fardo para ti.
Cuando las preferencias y las aversiones son racionales, la ansiedad no se te acerca.
Cuando la alegría y la cólera son armoniosas, la enemistad no te presiona.
Las personas que han alcanzado el Camino no aceptan beneficios injustos y no traspasan problemas a los demás.
No abandonan lo que es suyo y no se apoderan de lo que no es suyo.
Siempre están llenos, pero nunca a punto de desbordar; están siempre vacíos, pero cómodamente autoabastecidos.
Por ello, cuando uno se acopla mediante la medida apropiada a través de las artes del Camino, come entonces suficiente para satisfacer el hambre y se viste suficientemente para protegerse del frío, proporcionando calor y satisfacción adecuada al propio cuerpo.
Si uno carece de las artes del Camino para afirmar la medida apropiada y desea nobleza y jerarquía, entonces el poder y la riqueza del mundo no serán suficientes para satisfacerle y hacerle feliz.
Así pues, los sabios son de espíritu ecuánime y de fácil trato.
Su espíritu vital está guardado en su interior y no puede ser engañado por las cosas.