Lao Tse dijo: Lo que cubre el cielo, lo que la tierra mantiene, lo que el sol y la luna iluminan, es abigarrado en forma y naturaleza, pero todo tiene su lugar.
Lo que hace que se pueda disfrutar el gozo también puede crear tristeza, y lo que hace que la seguridad sea segura también puede crear peligro.
Por ello, cuando los sabios gobiernan al pueblo, velan porque cada persona siga su naturaleza individual, esté segura en sus hogares, viva donde se encuentre a gusto, trabaje en lo que pueda hacer, maneje lo que pueda manejar, y dé lo mejor de sí.
De esta manera, todas las personas son iguales, sin posibilidad de que nadie haga sombra a nadie.
Nada y nadie en el mundo es válido o carece de valor.
Si son valoradas por lo que es válido de ellas, entonces todas las cosas y todos los seres son válidos.
Si son despreciadas por lo que no tiene valor en ellas, entonces todas las cosas y todos los seres carecen de valor.
Por ello, quienes no estiman las palabras de los sabiondos no buscan pescado en los árboles ni se sumergen en los estanques en búsqueda de pájaros.
En los antiguos tiempos, cuando el sabio rey Yao gobernaba el país, guiaba al pueblo, de tal manera que quienes vivían cerca del agua pescaban, quienes vivían en los bosques recolectaban, y quienes vivían en los valles pastoreaban, y quienes vivían en las tierras altas cultivaban el suelo.
Sus hábitats eran adecuados a sus ocupaciones, sus ocupaciones eran adecuadas a sus herramientas, y sus herramientas eran adecuadas a sus recursos.
En las tierras húmedas tejían redes, y en los terrenos secos araban los campos.
Así pues, la gente era capaz de utilizar lo que tenía para cambiarlo por aquello de lo que carecía, utilizando sus capacidades en intercambio de lo que no podían hacer por sí mismos.
Por consiguiente, quienes se rebelaban eran pocos, mientras que quienes obedecían eran muchos.
Era como un viento soplando en silencio; sintiéndolo repentinamente, cada persona responde, con claridad u opacidad.
Todos los seres se dedican a lo que les ayuda y evitan lo que les perjudica.
Así es como los países vecinos pueden estar tan cerca que el cacareo de sus gallinas y el ladrido de sus perros pueden oírse por encima de la frontera, pero la gente nunca ha puesto su pie en los dominios de los señores, y las huellas de sus ruedas no continúan más allá de unos pocos cientos de leguas.
Esto es lo que sucede cuando los pueblos están en paz en sus hogares.
Una nación caótica parece llena, una nación en orden parece vacía; una nación moribunda parece carente, una nación que se esfuerza parece tener abundancia.
Ser vacío no significa no tener gente; significa que las personas se mantienen en sus tareas.
Estar lleno no significa tener mucha gente; significa que cada uno está ocupado en las cosas cotidianas.
Tener abundancia no significa tener muchos bienes; significa que los deseos son moderados y pocas las cosas que se emprenden Estar carente no significa no tener dinero; significa que el pueblo es poco numeroso y los gastos son grandes.
Por ello, las leyes de los reyes de antaño no eran invenciones, sino aplicaciones; sus prohibiciones y castigos no eran artificiales, sino conservadores.
Éste es el Camino de la más elevada virtud.