Gobernar un gran reino es como cocinar un pescado pequeño.
Cuando se gobierna el mundo conforme al Tao, los demonios carecen de poderes espirituales.
No sólo los demonios carecen de poderes espirituales, sino que los espíritus mismos no pueden dañar a la gente.
No sólo los espíritus no pueden dañar a la gente, sino que el Sabio mismo no daña a su pueblo.
Si tan sólo el gobernante y sus súbditos se reprimieran de dañarse mutuamente, se acumularían en el reino todos los beneficios de la vida.