Wen Tzu

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Wen-tzu preguntó: El maestro dice que sin el Camino y la virtud no hay manera de gobernar al mundo, pero los reyes de las primeras épocas que heredaron las obras establecidas, incluidas las que produjeron los que carecían del Camino, acabaron sus tiempos sin haber sufrido desgracia ni derrota.

¿Cómo puede suceder esto? Lao Tse dijo: Desde los emperadores hasta la gente llana, todos tienen sus propias vidas, pero sus maneras de vivir difieren en lo que concierne a la riqueza.

En el mundo puede a veces producirse destrucción de países y demolición de casas; esto sucede por la ausencia del Camino y de la virtud.

Cuando el Camino y la virtud están presentes, hay vigilancia y diligencia, una constante alerta para el peligro y la destrucción.

Cuando el Camino y la virtud están ausentes, hay complacencia y desidia, así que la destrucción puede llegar en cualquier momento.

Si los antiguos tiranos hubieran seguido el Camino y practicado la virtud, aquellos que los destronaron no habrían tenido éxito, por muy buenos que hubieran sido.

El Camino y la virtud son medios de dar la vida y nutrirla mutuamente, medios de desarrollo y maduración recíproco, medios de cercanía y amor mutuo, medios de mutuo honor y respeto.

Incluso el ignorante no daña a quienes ama.

Si pudieras realmente hacer que todas las personas del mundo albergaran un corazón de amor humano, ¿de dónde podría venir la desgracia? Como para quienes carecen del Camino, pero no experimentan un daño perjudicial, su humanidad no ha acabado y su sentido de la justicia no se ha extinguido.

Pero aunque los reyes sin el Camino no estén enteramente desprovistos de un sentido de humanidad y justicia, los señores los menosprecian.

Cuando los señores menosprecian al rey, la corte no tiene respeto, y aunque le dé órdenes, éstas no son obedecidas.

Cuando la humanidad ha desaparecido totalmente y la justicia se ha extinguido, los señores se rebelan y la multitud turbulenta gobierna por la fuerza.

Los fuertes dominan a los débiles, lo grande invade a lo pequeño.

Cuando la ciudadanía hace de la agresión su tarea, ocurren desastres y sobreviene el caos.

Ante una inminente destrucción, ¿cómo puede esperarse que no sobrevenga la desgracia?