Lao Tse dijo: La vida es aquello de lo que temporalmente dependemos; la muerte es aquello a donde en definitiva retornamos.
Por ello, cuando el mundo está en orden, uno se protege a sí mismo mediante la justicia, y cuando el mundo está en desorden, uno protege a la justicia mediante uno mismo.
El día de la muerte constituye el final de la jornada.
Así, las personas ejemplares son cuidadosas con la unidad, utilizando sólo ésta.
Así pues, la vida es lo que se recibe del universo, el destino es lo que se encuentra durante el tiempo que uno tiene.
Si uno posee el talento pero no vive en el tiempo adecuado, eso es Naturaleza.
Puede que haya una manera de buscar algo, pero el que uno lo alcance es una cuestión de destino.
Las personas ideales pueden hacer el bien, pero no necesariamente cosechan bendiciones.
No quieren hacer el mal, pero no pueden necesariamente evitar dificultades.
Por ello, las personas ideales siguen adelante cuando encuentran el momento adecuado; triunfan justamente, de manera que no hay una suerte asociada con ello.
Si el tiempo no es adecuado, se retiran; ceden cortésmente, y así no hay nada desafortunado en ello.
Por consiguiente, quienes no se lamentan aunque sean pobres y de humilde condición han encontrado lo que valoran.