Lao Tse dijo: Quienes tienen el espíritu disperso son floridos en su discurso.
Aquellos cuya virtud ha sido extirpada son hipócritas en sus acciones.
Cuando brota la vitalidad interna de manera que el discurso y la acción son visibles en el mundo externo, no se puede evitar servir a las cosas con el propio cuerpo.
La vitalidad puede ser agotada por la tristeza, pero no hay un fin para la actividad: si a lo que te atienes es incierto, en el mundo externo te entregarás de manera indiscriminada a las modas mundanas.
Por ello, los sabios cultivan interiormente las artes del Camino y no adoptan la actitud de mostrar humanitarismo y obediencia.
Conocer lo que es bueno para los sentidos y el cuerpo y vagar en la armonía del espíritu vital es el deambular del sabio.