Wen Tzu

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Lao Tse dijo: Sin reserva y desapego, no hay manera de clarificar la virtud; sin estabilidad y calma, no hay manera de ir lejos.

Sin amplitud y magnanimidad, no hay manera de abarcarlo todo; sin rectitud y justicia, no hay manera de sentar juicios.

Viendo con los ojos de cada una de las personas del país, escuchando con los oídos de cada una de las personas del país, pensando con las mentes de cada una de las personas del país, y esforzándose con la fuerza de cada una de las personas del país, es posible que las órdenes alcancen hasta los más bajos escalones, y que los sentimientos de los gobernados sean oídos por los gobernantes.

Cuando todos los cargos son cumplidos con éxito, todos los ministros cooperan.

El deleite no es utilizado como una razón para distribuir premios, la cólera no es utilizada como una razón para imponer castigos.

Las leyes y las órdenes son consideradas y no crueles; los oídos y los ojos son claros y no turbios.

Las buenas y las malas situaciones están presentes cotidianamente, sin ofender, y así los sabios utilizan todo su conocimiento y el vulgo ejerce toda su fuerza.

Quienes están cerca están seguros, mientras quienes están lejos toman a pecho esa virtud.

Esto es el logro del Camino en el empleo de la gente.

Quienes conducen carros pueden viajar mil leguas sin esfuerzo, quienes conducen barcas pueden cruzar ríos y mares sin nadar.

Si lo que dicen es correcto, incluso las personas de baja condición no han de ser rechazadas; si lo que dicen es erróneo, incluso las personas de alto rango no han de ser aceptadas.

Las cuestiones de verdadero y falso no deben decidirse sobre la base de la condición social.

Si sus planes son útiles, la condición social no importa; si lo que dicen es aplicable, la elocuencia no es importante.

Los gobernantes ignorantes no actúan así.

Los ministros que son completamente sinceros y realmente leales son escasos, porque tales personas no son empleadas.

Los gobernantes se asocian con personas torcidas, así no pueden ver quiénes son virtuosos; desprecian a los de abajo, así no pueden oír a los que ejercitan su fuerza al máximo y son completamente leales.

A quienes tienen algo que decir se les pone al borde de la locura sobre asuntos de retórica, mientras que quienes tienen críticas son castigados como si hubieran cometido crímenes.

Los gobernantes que son así pero que quieren pacificar el país y mantener sus territorios se hallan sin duda lejos de la inteligencia.