Cuando la gente ya no teme tu poder es señal de que está llegando un gran poder.
No interfieras a la ligera en sus hogares, ni les impongas pesadas cargas.
Sólo si dejas de abatirlos, dejarán de estar abatidos por tu causa.
Por ello, el Sabio se conoce a sí mismo, pero no se vanagloria; se ama a sí mismo, pero no se alaba.
Prefiere lo que está dentro a lo que está fuera.