El Tao es el Depósito oculto de todas las cosas.
Es un tesoro para la persona honrada es una salvaguardia del error.
Una buena palabra encontrará su propio mercado.
Una buena obra puede servir como regalo para otro.
Que un hombre haya errado el buen camino no es razón para ser apartado.
Por ello, en la Entronización de un Emperador, o en el nombramiento de tres ministros, deja a los demás ofrecer sus discos de jade, precediendo a sus cuadrillas de caballos.
Es mejor para ti ofrecer el Tao ¡sin mover los pies! ¿Por qué los antiguos apreciaban el Tao? ¿No es porque, en virtud del mismo, el que busca encuentra, y la culpa es olvidada? Por esto es un tesoro inigualable para el mundo.